Reflexionando sobre el 2023... Frustración, Angustia, Depresión... y Esperanza

Para mí, el 2023 ha sido un año complejo, lleno de dudas, frustraciones, angustias y depresión. Sin embargo, a pesar de todo, gracias a Dios, también ha sido un año de esperanza y confianza en Él.

Reflexionando sobre el 2023... Frustración, Angustia, Depresión... y Esperanza
Photo by nic chi / Unsplash

A pesar de las numerosas bendiciones recibidas este año, la realidad es que las recompensas obtenidas no fueron el resultado de los esfuerzos realizados durante este periodo, sino más bien el fruto de la persona que fui en los años 2021 y 2022. Contemplar este año desde esa perspectiva evidencia el impacto que tiene en nuestras vidas el actuar de manera consistente a lo largo del tiempo.

Después de la pandemia, experimentamos cambios significativos en nuestras vidas, destacando la vulnerabilidad de nuestra salud mental cuando las opciones escasean. Personalmente, este sentimiento se tradujo en más que solo frustraciones; se convirtió en depresión.

Lamentablemente, las cosas no siempre se desarrollan como deseamos. Este año ha sido uno de los más desafiantes emocionalmente a nivel personal. Los asuntos pendientes del pasado en mi vida personal se manifestaron de manera inconsciente en otras áreas de mi vida, consolidándose en una depresión que se manifestó en falta de resultados, insomnio crónico, aislamiento y desesperanza.

Horas frente al ordenador sin lograr completar nada, acompañadas de un sentimiento de culpa por no poder abordar las crecientes tareas pendientes. La presión por cumplir con plazos irreales productos de la procrastinación que, al final, solo se traduce en desesperanza. Las fechas límite que se acercan y los resultados que no se materializan. Cada día resonaba de la misma manera, y sin darme cuenta, mi bienestar emocional se veía afectado. Si no encuentro ayuda pronto, esto tendrá consecuencias.

Fue así como en diciembre de 2022 decidí buscar ayuda profesional y abordar la situación. No podía más. La carga era abrumadora y sentía que perdía el control de mi vida. No es la forma ideal de concluir el año.

Aunque ya había iniciado el proceso de buscar ayuda, en enero el nuevo año comenzó sin brindar esperanzas. Y es que no existe una varita mágica que transforme las cosas de la noche a la mañana. Si algo he aprendido con el tiempo es que todo gran resultado requiere pequeños esfuerzos; como diría mi sabio abuelo: Nunca mucho costó poco. La paciencia y la perseverancia son cruciales en medio de estas frustraciones.

Buscar ayuda a tiempo puede marcar la diferencia entre superar el problema o perderlo todo en el proceso. Personalmente, obtener apoyo profesional me permitió:

  • Aliviar la carga emocional al compartir de manera segura los temas que me abrumaban y generaban peso emocional.
  • Desarrollar un plan de acción que visualizara la salida a los problemas planteados.
  • Comprender la importancia de la comunicación. Este punto es DE SUMA IMPORTANCIA y contribuye significativamente al cuidado de nuestros seres queridos y el trabajo.
  • Confrontar el problema principal para encontrar una solución.

Quisiera resaltar dos puntos clave para obtener apoyo durante el proceso de recuperación. Comunica a las personas de tu plena confianza lo que sucede. Si lo consideras adecuado, solicita su ayuda en las tareas en las que puedan apoyarte.

Asegúrate de establecer mecanismos de redundancia que te respalden durante el proceso de recuperación. A nivel laboral, por ejemplo, busca apoyo de tu supervisor o colega de confianza para un seguimiento más cercano y frecuente de tus proyectos. Esto creará una obligación consciente que garantizará el cumplimiento de esas tareas críticas, cuidando así tu trabajo. Además, generará alertas que pueden ayudarte a corregir el problema a tiempo.

Buscar ayuda de manera oportuna es crucial para poner en marcha la rueda que nos sacará del problema. Recuerda que cada pequeña victoria forma parte de la solución. Perder el miedo a hablar abiertamente del tema te ayudará a darte cuenta de que no estás solo.

Personalmente, detesto sentirme vulnerable. Es una sensación difícil que me hace sentir débil, y no tolero mostrar debilidad; para mí, es un sentimiento exclusivo de los cobardes... o eso pensaba... Al final, todos somos vulnerables frente a alguna persona, circunstancia o situación.

Ya finalizando, recordemos ser honestos con nosotros mismos. Reconocer el problema es el primer paso para solucionarlo, como vemos en otros grupos de recuperación. Si percibes que estás enfrentando un problema emocional que te impide ser un ser humano funcional y productivo, reconócelo y busca ayuda. Te aseguro que siempre hay luz al final del túnel.